sábado, 27 de marzo de 2010

De mares y mirtos

De mares y mirtos

Nos atraemos hacia el centro
de un mar de golfo
que nos hace estáticos adentro
--- y nos oprime el poder ver
más allá de la propia punta
de nuestras camas abandonadas.

--- Amada, hoy que llegas
--- a la pronta cita de olvidar
--- mi gracia, hoy que nada te hace
--- decir absolutamente nada y que
--- incluso entre mis sueños
--- andas con prisa por difuminadas avenidas,
--- tomo mi garganta pues planeo
--- exprimirla,
--- darle un uso digno
--- y gritarte todo el daño que aún,
-------- sin darte cuenta,
--- sigues en mí haciendo.
--- Amada, hoy, qué llagas,
--- después de todo, permanecen
--- a la espera de tus salmos,
--- del canto de tus recónditos mirlos,
--- del látex que cierre sus procurados vértices
--- angostos…
--- tomo con torpeza mis pantorrillas
--- y sin otro remedio
--- me comprimo en la misma
--- espina dorsal de un triste llanto
--- que tú has ido provocando.

Nos atraemos hacia el centro
de una decepción antártica
que nos hace irnos, poco a poco apagando
--- dentro del frío de las siete de la tarde
y nos va dejando claustros
anhelados
a donde huyen
los anhelos nuestros.

--- Late, tibia, late
--- dentro de la escaza
--- pasión que en ti queda.
--- Y si quieres me procuro
--- no volver a pensarte,
--- contra toda naturaleza escrita,
--- contra toda humanidad en mí sucinta,
--- contra toda lógica de piedra
--- que se ensambla en una sola
--- escena,
--- de este paisaje de vacías
--- memorias
------ de nosotros mismos.
--- Cae, linda, cae
--- pues es lo único que queda
--- tras lo hecho en el futuro,
--- tras esta dignidad huidiza
--- que se contagia cada noche
--- de jornada cansada
--- y lánguido deseo de receso.
Miro al techo de mi propia incertidumbre, es minuto,
igual, en él no hay ángeles sino grietas que dan paso
a gotas de letras pasivas, soy breve, lo que queda en mí
es breve, distante, mojado en la marisma que tus pasos
alejados iban en mí marcando.

--- Amada, hay que llegar
--- pronto a definir lo nuestro.
--- ese hilo siempre en riesgo
--- de romperse, ese hálito
--- en peligro de estertores,
--- esa vida frágil
--- que sé terminará en muerte.

Nos atraemos hacia el centro
de un mar de golfo plagado de tus mirlos
que nos acechará unos años,
----- sólo los precisos
en los que le toma a mi instinto
olvidar tu aroma en primavera
tus abrazos en invierno
y tu sonrisa en estío…
------------------ Punto

El Cala en Jocotepec.

Fuimos a ver al Cala, vocalista de los Rostros Ocultos, a la presentación que ofreció en el bar Red Chela, de el buen Jhony, en Jocotepec. Ibamos el Chivo, el Adín, el Plane y yo. Al Cala lo acompañó Arno, percusionista alemán que radica en Ajijic, además de apoyarse con una pista de sonido. Cantó temas clásicos y algunos de su nuevo disco Once : Once, que ahora anda la banda promocionando en México. Acá una pequeña grabación de ese día.

Editorial

La editorial del número de primavera de 2010 de Meretrices.

Aquí montamos las verdades que se rebelan nuestras. Nos movemos en rutas que a muchos les cuesta siquiera mirar. Andamos este viaje solos, solos entre todos. Leemos lo que se escribe, escuchamos lo que se toca, miramos con detenimiento lo que se pinta, atendemos todo lo que se expresa y que esté hecho con el alma. Crecemos cada día, con cada paso; la vida no nos rebasa, nos rodea, nos sigue, permite que la atravesemos. Aquí, sabemos muchas cosas porque nos han sucedido. Jamás olvidamos la esencia de nadie. Amamos porque amando se nace a conciencia, recordamos porque recordando mantenemos vivos a todos, perdonamos porque a veces también cometemos agravio. No nos urge llegar porque la inercia de nuestros actos nos va guiando. Asistimos a los sitios a los que nos toca asistir, solamente. Nos entregamos desde hace años sin reparo, sin esperanza de recompensa, sin banalidades. Nos arrepentimos escazas veces porque reconocemos que el invierno es frío y nosotros no tratamos de cambiarlo, intentamos mantenernos tibios y respirar con calma y tranquilidad. Acá la noche es larga, llena de risas, de abrazos y de luces. Acá la laguna está para que la miremos de frente, para que nos ayude a sobrellevar los duelos, para que nos dé consejo todo el tiempo. Acá no tenemos pretensiones absurdas ni delirios de grandeza, nos reconocemos en un océano inmenso de escarabajos en carrera, un mar de libros abiertos, un universo de rutinas y orgasmos, en los que sólo somos pilares de alquitrán. La vida no depende de nosotros, vamos aportando para que las cosas sigan así. Aquí nos duele la ausencia de los que faltan, pero de alguna manera los seguimos amando… con todo el corazón. Acá sólo queremos que nos dejen trabajar, que nos permitan cumplir con el compromiso que tenemos con nosotros mismos.

Hay quienes están aquí para amasar fortunas, nosotros no, nosotros queremos amasar experiencias y eso nos hace felices. Les guste o no a muchos… eso nos hace muy felices.

Bienvenidos a otro ciclo más de Meretrices.