miércoles, 5 de septiembre de 2007
De cómo hacerse a imagen y semejanza de la distancia
Es el saber que la verdad es una suerte
de coincidencias desmentidas.
Es el fulgor de las campanas que me levanta;
Callo y sabré de la consigna
que me invita a reclutarme a dejar el alma en piel arropada
a enlistar los huesos que me matan
en el llamado de los padres a la justicia
es el fulgor de las pastas turquesas de los libros
es tu voz distante; es el pensar de la poesía
Es el saber que los cuervos llenarían mis cuentos y mis cuartos
que sus ojos serían mis ojos
y sus negras alas mi tormento;
que tengo nostalgia de locura que te extrañan mis miembros
que yo jamás intervengo que lloran mis ojos desde que estoy ciego
desde que no veo más nubes cabalgar en el cielo.
Es lo que callan lo que me invita a desperdigarme;
Callo y sabré del olor de tus finas hojas
sabré de aquella voz que nada en calma
sabré de ti; del humo brillante de tus ojos así
donde mi rostro se deforma hasta alejarse de mi rostro
donde siempre aparezco sonriendo donde siempre aparezco en silencio
es el venderle mi diablo a el alma que todo lo mira
es redimirte a tiempo
es el saber que la muerte llagará lenta cuando me desates de tus cielos
Es el saber que la verdad es una suerte
de verdades dichas en voz baja.
Es el soñar con ser el horizonte tener sol, tener puertos, tener puentes
tener prisa por provocar la risa de los mares y los montes,
de enumerar la lluvia de palpar el calor de los latidos.
Es el crujir de unos huesos necios el desasosiego;
Callo y sabré de la pureza en el tacto de tus imperfectos dedos
de las nobles horas cuando te confundía con las colchas
de tu respiración que es incesante como los mares
sabré que hay cosas de ti que nunca olvido
sabré que es por que me amas que jamás me buscas ni me llamas
creeré que es realidad lo que dibujo en las almohadas.
Es el saber que la verdad es una suerte
de mentiras confabuladas.
Es el saber que ya sólo me queda tiempo para tus besos
los que hace ya tantos años que no veo ni siento.
Callo y sabré que quizá no miento
que mis sueños me harán regresar a tu tibio seno
sabré de ti del brillo humeante de tus ojos así
sabré de aquella voz que nada en calma,
sabré de aquella voz que nada calma.
Es el saber que la verdad es una suerte
de contradicciones verdaderas;
Es el saberme, por ti, a imagen y semejanza de la distancia.
Punto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario