9VII
To them
Subimos sometidos a pasar la noche
por la aduana obligada de nuestras guitarras,
ella nos ofrecía sangre, lentes oscuros de madrugada,
fuego entre metales y horas y horas inalcanzables.
Nuestras charlas eran vivos poemas de la Pizarnik
no hubo injusticias en nuestros talantes, sí voces alzadas,
quisimos que el lago y la plata nos escucharan,
vencimos un mundo adolescente, hoy cada vez más infinito.
Una azotea, un jardín, un canto que aún sigo escuchando,
unos años, muchos consejos, unas máquinas profanando esas orillas.
La noche nos ofreció el oasis del amparo,
por eso subimos sometidos
un grupo de hombres que fueron distantes
y hoy siguen distantes, pero que siempre se llamarán
----hermanos.
Punto
por la aduana obligada de nuestras guitarras,
ella nos ofrecía sangre, lentes oscuros de madrugada,
fuego entre metales y horas y horas inalcanzables.
Nuestras charlas eran vivos poemas de la Pizarnik
no hubo injusticias en nuestros talantes, sí voces alzadas,
quisimos que el lago y la plata nos escucharan,
vencimos un mundo adolescente, hoy cada vez más infinito.
Una azotea, un jardín, un canto que aún sigo escuchando,
unos años, muchos consejos, unas máquinas profanando esas orillas.
La noche nos ofreció el oasis del amparo,
por eso subimos sometidos
un grupo de hombres que fueron distantes
y hoy siguen distantes, pero que siempre se llamarán
----hermanos.
Punto
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