martes, 22 de junio de 2010

Recuerdos de Zamora

Mi Crónica de Zamora
XIV Encuentro Internacional de Poetas

Día 1

Salimos de la perla tapatía rumbo a Zamora, Michoacán a las 6 de la mañana del viernes 11 de junio. Tras una noche en casa de Beropa y Dante, en la que por fin conocí a la pequeñita Abril Alejandra que estuvo todo el tiempo riendo en mis brazos. Íbamos en el auto de Verenice, el poeta Arturo Accio al volante, ella como copiloto, el poeta gallego Fernando Luis Pérez Poza y yo en los asientos de atrás. Un viaje bastante corto nos llevó por la autopista a México hasta el entronque con Zamora. Accio ya nos había dicho que una de las características propias de los poetas tapatíos es que son bastantes distraídos para las direcciones físicas; así que llegando al primer crucero ya estábamos seguros de habernos perdido. Después de las obligadas instrucciones de algunos zamoranos que se encontraban preparando el cazo para las carnitas, dimos por fin con el centro de Zamora y con el hotel. La gran mayoría de los poetas asistentes ya se encontraban instalados y listos para comenzar el encuentro pues ya eran minutos después de las nueve de la mañana. Fernando Luis Pérez Poza y yo compartimos una habitación, instalamos las maletas y nos encontramos con Accio y Verenice en el restaurante. Un pequeño plato de fruta me ayudó a combatir la resaca de las benignas caguamas consumidas en casa de los Velázquez-Palacios y las apenas cuatro horas de sueño. Llegamos al Centro Regional de las Artes justo cuando se estaba inaugurando el encuentro. Roberto Reséndiz, el organizador y orquestador del encuentro por 14 años, dio la bienvenida a los asistentes y declaró iniciado el evento. Esa mañana tuve mucha fortuna. Roberto nos distribuyó en grupos para ir a leer poesía a las escuelas, y a mí me tocó el grupo que iría a uno de los lugares que más me ha impactado durante el encuentro: la escuela de La Gran Familia. Sitio en el que se dan clases regulares y de música a chicos que vienen de familias fracturadas, que han tenido poca suerte en este esquema social y que viven allí mismo, en una gran familia. El pequeño auditorio del plantel estaba abarrotado. Los niños no dejaban de silbar y gritar de una emoción mezcla de la extraña visita de poetas de otros países con el hecho de que en ese momento se encontraba jugando México contra Sudáfrica en la inauguración del mundial. Cuando la lectura comenzó los niños guardaron total silencio, nos pusieron toda la atención merecida por lo que quedamos agradecidos. De vez en cuando la maestra encargada del grupo nos avisaba con un altavoz el marcador del equipo mexicano. Tras la lectura los niños nos ofrecieron cuatro actos musicales con el coro de la escuela y después con los solistas. Este evento nos dio mucha satisfacción a los poetas que lo presenciamos. Finalizada esta etapa regresamos al hotel a descansar un ratico y darnos un baño quizá. Ante mi imposibilidad de dormir me dirigí al restaurante donde se nos ofrecería la comida. Fui el primero en llegar así que estrené el lugar. El resto de los poetas fue llegando poco a poco mientras yo veía el Estados Unidos-Inglaterra con una bohemia bien helada. Con los poetas ya allí comenzaron las charlas, las presentaciones, los intercambios de impresiones, el reconocimiento mutuo, pues.

Regresé al Centro Regional de las Artes después de una breve tertulia donde nos reunimos algunos poetas españoles y otros mexicanos. Con una taza de café cantamos a la guitarra del poeta y músico mexicano Antonio Campos un pequeño repertorio de Joaquín Sabina. Comenzaron las primeras mesas de lectura del encuentro. Durante tres horas escuchamos el trabajo poético de compañeros venidos de países como España, Rep. Dominicana, Argentina, Colombia, Puerto Rico y Venezuela, entre otros. Poetas de gran talla y sólida trayectoria han hecho presentación de todo tipo de poesía. Para finalizar la tarde hicimos un recorrido por la historia del bolero. El director de cultura del municipio de Caldas en Colombia, Carlos Arboleda, nos dio datos impresionantes de toda la historia del bolero, acompañado por el grupo zamorano Cuatrío. Esa noche la finalizamos en unas sombrillas junto a la alberca del hotel, con canto, poesía y mucha conversación, hasta que amablemente el personal del hotel nos sugirió retirarnos.

Día 2

Nos encontramos en el restaurante del hotel para tomar un ligero desayuno. Ese día se dieron las presentaciones de libros por lo que me tocaba participar. Se presentaron alrededor de veinte libros. El impulso de Tocarlo Todo fue el último en presentarse. El prólogo del libro fue leído por mi amigo el poeta Arturo Accio (quien a su vez, había presentado su nuevo libro cuyo prólogo lo leí yo). Después de eso nos organizamos los poetas Nicolás Linares y Natalia Aristizabal, colombianos radicados en New york; Mónica González y Tonatihu Mercado, del Distrito Federal; Mayda Colón, de Puerto Rico y yo, de Jalisco, para realizar un asalto poético a la plaza pública de Zamora. Cuando llegamos se encontraban unos danzantes desarrollando el tradicional baile del viejito. Tuvimos que subir al kiosco de Zamora saltando el barandal pues se encontraba cerrado al acceso público. Arriba comenzamos a dar vueltas en círculos mientras un compañero leía en voz alta a la poca gente que estaba sentada en las bancas de la plaza. Para cuando teníamos dos lecturas cada quien ya había más gente en la plaza, de esa gente que iba pasando y que se detuvo a indagar qué sucedía. Nuestro fan número uno era el amigo que vende globos y muñecos de plástico de forma deambulante. La gente ya se había reunido y nos brindaba sus aplausos. Finalizamos el asalto con un Jam poético en el que todos improvisábamos sonidos y poesía. De allí nos fuimos a comer. Regresamos al Hotel donde nos quedamos a platicar apenas unos minutos. Llegando a la sede del encuentro ya estaba la mesa en la que debería participar así que fui el último en subir y alcanzarlos. En mi mesa de lectura leyeron muy buenos poetas, Angie Fuentes, de Colombia, Christian Fernández, de Madrid, Jorge Valbuena, de Colombia, Mónica González de Cd. de México, entre otros. Así siguieron las mesas de lectura. Ese día de encuentro finalizó con la conmovedora obra de teatro “Simplemente José” escrita y actuada por el colombiano Giovanny Largo León. Después se nos ofreció una cena en el mismo Centro Regional de las Artes, donde terminamos todos en el baile y el canto hasta casi la media noche. Cuando todos ya se habían ido y sólo quedábamos los más insistentes, nos organizamos para ir a un antro en Zamora llamado el Blue. Íbamos Luis Vaca, Héctor Viveros, Nicolás Linares, y algunos de nuestros anfitriones de Zamora. El lugar estaba amenizado por el grupo Momo (espero no equivocarme) que interpretaba covers de muchos grupos. Cuando el lugar cerró la banda local nos invitó a Nicolás, a Héctor y a mí, únicos sobrevivientes a esa noche, a ir al lugar donde ensayaban, a seguir con la música y la poesía. Mientras la banda terminaba de recoger los instrumentos nos cruzamos a un sitio enfrente del bar donde al parecer asiste la crema y nata de la juventud de Zamora (digo por los precios y el cover de entrada). Sin embargo gracias a la poesía no pagamos cover y estuvimos muy poco pues a los veinte minutos ya estaban cerrando también. Nos fuimos a casa de los músicos. Lo último que recuerdo fue a Nicolás recitar obra de su libro “Alterando el orden público” mientras era acompañado por el Borre, cantante de la banda, en la guitarra. Llegamos al hotel a las 6:30 de la mañana, teníamos que partir a Camécuaro a las 9 de la mañana.

Día 3

Último día del encuentro, lo pasamos en el parque nacional de Camécuaro. Nos fuimos en caravana algunos autos que habíamos sido dejados atrás por el autobús. Entre ellos, por supuesto, algunos que teníamos poco de haber llegado. Camino al lago nos detuvimos por unos necesarios remedios ámbar con corcholata. El día en Camécuaro se dio entre el puro convivio, la charla, y la comida. Hasta que llegó el turno de repartir los reconocimientos y dar en ofrenda una piedra traída desde nuestras respectivas tierras. Después, llegó el momento de despedirse pues yo me regresaba con Arturo Accio, Verenice y Héctor Viveros. Salimos del parque nacional con tremendo aguacero, dejando a los poetas a merced de las gotas como de a metro que caían despiadadamente del cielo. Tomamos la ruta larga hacia Guadalajara. Para no perder costumbre nos dimos una perdida que no había satélite que nos pudiera localizar. En menos de una hora vimos los letreros: Bienvenido a Michoacán, Bienvenido a Jalisco y Bienvenido a Guanajuato. Como para no creerlo, era tal nuestro desatino geográfico que habíamos recorrido ya tres estados mexicanos en medio día. Cuando por fin, después de poco más de dos horas de andar por el occidente sin rumbo fijo, dimos con la autopista de regreso a la perla tapatía sabíamos que ya habíamos llegado. Arturo me dejó en el álamo industrial poco después de las nueve de la noche.

Esta sido la crónica del viaje a Zamora. En otra ocasión y ya con toda calma escribiré de la poesía que hemos disfrutado en el encuentro y de todos sus actores.

Con esto quiero dejar un fuerte abrazo a Tonatihu Mercado, a Mariana García, a Astrid Landeros, a Mayda Colón, a Christian Fernández, a mi tocayo el poeta Mario Dux Castel, a Mónica González a Refugio Pereida, a Fernando Luis Pérez Poza, a José Ramón y José Antonio, a Nicolás Linares, a Natalia Aristizabal, a Eli Torres y a David, a Jorge Valbuena, a Luis Vaca, al Accio, a Héctor, Verenice con quienes compartí geniales momento; a todos los demás poetas que estuvieron presentes y por supuesto a Roberto Reséndiz por todo lo demás.

Mario Z Puglisi




El coro de los niños de La Gran Familia

1 comentario:

NELS dijo...

Jajajaja, Mario, me acordaste de cosas que se me habian olvidado, digo, la ultima parte del segundo dia, fue borrada de mi memoria totalnmente.
Buena cronica, un abrazo, espero verte pronto.
Nicolas