miércoles, 15 de septiembre de 2010

Reseña en el Periódico de Poesía de la UNAM.


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En el número más reciente de Periódico de Poesía, de la UNAM, aparece una reseña de mi libro "El Impulso de Tocarlo Todo", realizada por el poeta y maestro de filosofía Mauricio Moncada León, a quien le agaradezco con un fuerte abrazo, como agradecen los hermanos.

http://www.periodicodepoesia.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=1464&Itemid=81

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El impulso de tocarlo todo
Mario Z. Puglisi
Ediciones El Viaje,
Guadalajara, Jalisco, 2009

Por Mauricio Moncada León

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Es inevitable pensar durante el tiempo transcurrido, en los años que nos da la memoria; sin embargo siempre recordamos --o por lo menos me sucede a mí-- los primeros años; es decir, cuando el lenguaje le puso nombre al mundo, y al impulso, El impulso de tocarlo todo, como el título del libro de Mario Z Puglisi.

Todo lo que es tocado con las manos necesita un nombre que lo represente y le otorgue su situación real, pero también tocamos con los ojos, la mirada y con el oído, con la boca, con el olfato, con el pensamiento: todo lo tocamos. En este caso, Puglisi nos lleva casi a tientas por el camino tan doloroso como necesario del lenguaje, de la imagen poética.

Corro el riesgo de decir que el lector debe enfrentarse a un mundo terrible, encerrado en cada verso de este libro: terrible porque nos arroja a la condición misma del ser humano, con todos sus sentimientos, necesidades y miedos; terrible porque se representa bellamente en la cadencia y ritmo de los versos, versos largos y poemas de gran aliento.

En El impulso de tocarlo todo encontramos el juego de utilizar la hoja en blanco como un lienzo, a manera de la propuesta de Mallarmé (en la actualidad tan explotada y agregaría: en ocasiones sin sentido, pero que no es el caso de Puglisi), frente al uso de los signos de puntuación, tan desdeñados por los jóvenes en este tiempo. Esta amalgama a partir del uso de espacios dentro del verso o versos con distintas disposiciones en la hoja, y de los signos de puntuación, ofrecen una visión distinta del autor que ninguno de los aspirantes a escritor, cualquiera que sea el género, debe olvidar; eso que han dado en llamar ‘tradición y ruptura’. Con frecuencia se olvida que la literatura contemporánea se ha forjado a partir de lo que se ha escrito desde siglos atrás. Con gran admiración y para fortuna de todos los lectores, debo reconocer en los versos de Mario Z. Puglisi esta conciencia histórica de la poesía.

Dije líneas atrás que tenemos el impulso de tocarlo todo para conocerlo y reconocerlo, y cada verso que se presenta en este libro es un recordatorio de una etapa primordial de los seres humanos. El darle nombre a las cosas, a la vida, no es tan simple como los pensamientos; podemos bautizarlos a partir de la distancia y cercanía que nos permite el lenguaje: la imagen poética que devela el silencio de lo que no se puede, o no se debe hablar; lo imposible, diría Bataille. Y de tal suerte nos llegan líneas como éstas: “Y no he encontrado a alguien/ exactamente como tú./ Que me haga vibrar;/ que cuando me odie/ arquee las cejas,/ que cuando me ame/ arquee las piernas;/ que con sus uñas mastique mi espalda…”

Pero como todo, existe el punto de regreso para llegar al origen (eterno retorno de Nietzsche) y el momento en que debe dejarse todo atrás es el olvido. Por ello, qué mejor manera de cerrar el poemario en el momento justo: “La muerte llega cuando se tiene el corazón henchido de/ escarceos y vivencias, no cuando se es rico,/ pleno, logrado, sabio o terminado./ Nos vamos, no antes ni después,/ sino en el momento justo/ en que nos hemos llenado de lo necesario” para conservar la parte de lo que cada uno valora.

En el caso de Puglisi, este valor se encuentra en la apuesta por los versos largos, más allá de lo que es nuestra propia imaginación.


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