martes, 4 de enero de 2011

La otra dimensión de Pedro Goche.

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La otra dimensión de Pedro Goche.


por Mario Z Puglisi



Si hay algo sólido en el oficio del poeta es la noción de que a través del ejercicio y práctica de la poesía, ese paliativo de la ansiedad, se tiene acceso a todas esas otras dimensiones que conforman al ser humano. El poeta conoce, quizá más que nadie, su segunda psique, roza conscientemente su segundo cuerpo.

La poesía es volver a nacer, morir en la hoja en blanco y renacer poco a poco tras cada verso. Pedro Goche, con este libro Segundo Cuerpo, nos ofrece como gotas de sulfuro y ajenjo, así, a cuenta gotas, evidencias claras de sus tantos amaneceres en la vida. Goche es un poeta silencioso y medido, la profundidad de su obra no radica en la longitud sino precisamente en la medida que cada verso va alcanzando hacia arriba la semántica de la lengua y la semántica del hombre. El autor reconoce en su obra, como todo poeta debiera en la búsqueda máxima de la poesía, el único compañero legítimo de su viaje, o como en este caso tan particular, el compañero incómodo pero indispensable. Citándolo, por ejemplo, encontramos: “y lo que creí un poema, tan / sólo ahora uno más de los polizones / de aquella quietud en marcha / un extraño pasajero, mi única compañía.

Segundo Cuerpo se arma en dos capítulos, el primero que se titula igual que el libro, y el segundo llamado El Menú del Dragón. En la primera parte encontramos clara la idea de que se tiene que definir en términos de poesía la realidad para irla sembrando en el desmonte de la misma piel de los lectores, y si esta realidad no alcanza, habrá entonces que idear nacientes realidades donde las cosas tengan nuevos nombre y una sola fuente. El orgasmo se llama mar, aunque / también podría llamarse silencio. Nos dice.

La segunda mitad del libro nos revela como si fuéramos nosotros parte del menú del dragón. Todos los hombres, toda la historia somos devorados por el hambre de la mitología, de la fantasía. Escribe en su sentencia suprema: “Caer de bruces en escena / para después / llevar la lengua a las / encías y preguntar / ¿Qué fue lo que hice? "

De Pedro Goche disfruto su claridad, su brevedad, su necesidad de experimentar con el mismo barro del que estamos hechos (el lodo, dice él), su capacidad de hacer intensos mapas con los versos de su obra, su peculiar forma de confrontar los hechos, de decirnos, por ejemplo: “he aquí el corazón de todos los enigmas, / el amado bozal / llamado conciencia”. Es que Goche es un artista múltiple, que ejercita muchas disciplinas del arte, que se siente cómodo con la creación artística. Goche son muchos Goches, cada uno sosteniendo inteligentemente sus versos, su obra plástica, su día a día. Que no nos sorprenda si en el futuro publica el tercero, cuarto o quinto cuerpos. Mientras haya poesía (y la poesía se nos va a los poetas sólo con la muerte) habrá cuerpos para desvelarla.

Cuando Roberto Bolaño leyó la obra poética de Borges declaró: “En la naturaleza de la poesía borgiana hay inteligencia y también valentía y desesperanza. Es decir, lo único que incita a la reflexión y que mantiene viva a la poesía”. Por supuesto, guardando todas las distancias, Segundo Cuerpo tiene inteligencia, valentía y sobre todo desesperanza. Felicidades Pedro.

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