Les cuelgo la nota que Óscar Grajeda y UmVerto Limón hicieron sobra la mesa en la que participé en el encuentro Horas de Junio, en Hermosillo
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Escapamos de las Horas de Junio para escribir la reseña de lo que fue la mesa 19. Nuestro destino predilecto habría sido el Lord Black –aspirando a una sensación de mayor decadentismo y bohemia que se les atribuye a los poetas–, sin embargo, hasta en la decadencia hay normas de etiqueta. El hecho de que mi vestimenta asemejara la de un modelo de pasarela al salir a la calle en una tirahuesos, nos privó de la oportunidad de gozar de algunas mujeres semidesnudas bailando a nuestro alrededor. Regresamos a las Horas con la esperanza ingenua de que alguien cargara con una camiseta extra. Como añadidura diré que no me quisieron fiar una camiseta conmemorativa del evento. Limón sugirió que fuéramos a un bazar donde pudiera comprar una prenda que me permitiera entrar al tabledance. El bazar estaba cerrado. Derrotados, nos conformamos con La Barra Hidalgo, donde se rendía tributo al recién desaparecido Plastic king pop. Ya allí empezamos:
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Al llamado del “1er. round” por el moderador o réferi Omar Navo, comenzó con la lectura Mario Z. Puglisi de Guadalajara, Jalisco, ávido explorador gastronómico de todo el lugar que visita. Una de sus publicaciones más destacadas es el poemario El impulso de tocarlo todo, del cual diera lectura del primero y último poema que lo integran. Limón y yo coincidimos en que Mario tuvo la voz más armónica de la mesa. Su poesía, en opinión de ambos, figuró como una de las más rescatables del día. Homónimo al poemario, el primer poema que leyó, evidenció la raíz conceptual a la que responde su trabajo, contraponiéndole el último poema del libro: “El impulso por dejarlo todo atrás”; digamos, una antítesis del primero / Nos vamos no antes ni después / sino en el momento justo en que nos hemos llenado. Sin conocer el resto de la obra de Mario, me aventuro a descifrar en ella –haciendo hincapié en el título– una exploración, un aprendizaje del reconocimiento de los impulsos y de los momentos en la vida que van forjando la experiencia. Lo que se vive y no se vive...
Hermosillo me recibe, como a muchos otros que asistimos al Encuentro Hispanoamericano de Escritores Horas de Junio, con nada menos que 42 grados de acostumbrado infierno. Sería la una de la tarde cuando pise suelo de Sonora, tras un pequeñísimo viaje en autobús de 23 horas y pico. Las mesas de lectura habían comenzado temprano así que guardé el equipaje y fui a la sede. Cerca de 90 escritores de todo México y de algunos otros países se presentaban en el encuentro, esos son tiempos de estrechar amigos. He de decir que todo el tiempo el auditorio estaba arriba de la mitad, si no es que totalmente lleno, de compañeros, organizadores y público sonorense. Hubo participaciones importantes este viernes, como la mesa en la que estuvieron Armando Vega-Gil del D. F., Alejandra Segovia de Venezuela, Brandon Cesmat de Estados Unidos, Hernando Ardila de Colombia y Francisco Luna de Hermosillo, quizá una de las más concurridas y aplaudidas. El Encuentro se inauguró a las ocho de la noche con la presencia de los organizadores y de las autoridades municipales, en medio de un apagón que le dio a toda la ceremonia un carácter peculiar, por las velitas y la lectura de los documentos usando las luces de un celular. Finzalizadas las actividades fuimos a centro cultural donde se presentaron distintos grupos musicales y en donde comenzó la fiesta (que duraría en el hotel casi hasta las cinco de la mañana). Este viernes llovió, los locales nos adjudicaron a los que veníamos de otros lados traer la lluvia a Hermosillo, aparentemente tenían dieciocho meses sin que les cayera una gota de agua del cielo.
La Plaza Principal de Hermosillo
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Mesas de Lectura
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Otra mesa más
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El auditorio
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Con Rafael Félix
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Sábado 28 de Junio.
Las mesas actividades comenzaron a las 9 de la mañana, a pesar de la inmensa mayoría desvelada. Ese día me tocaría leer alrededor de las 5:30 de la tarde. El homenaje a Carlos Monsiváis estaba programado para el día anterior, pero su estado de salud no le permitió llegar. De cualquier modo se realizaría, con o sin su presencia. Sin embargo, al terminar la mesa de las 12 pm uno de los organizadores nos avisó que la siguiente mesa so pospondría porque el maestro Monsiváis esperaba afuera. La mesa del homenaje fue moderada por Armando Vega-Gil, con la participación de Rosinda Conde y Raúl Acevedo Servín. El discurso que Monsiváis prodigó, para recibir la presea "Por mi Madre Bohemios!" fue, para no variar ni un poco, polémica. El escritor y periodista, con el humor negro con el que lo conocemos, habló de la columna, de los sucesos en la guardería ABC, del estado de la política nacional, de Vicente Fox (reiteradamente), y de otras cosas más. Ese mismo sábado, unas horas después, regresó a la capital por su agenda. Después de la comida regresamos al hotel a intentar vencer unos extrañímos ochos de enormes latas de tecate (sí, en Hermosillo consumen tales cantidades de tecate que ya no vende seises normales, sino plásticos con ocho latas como de a litro cada una) con la compañía de José Ángel Grijalba Peralta, escritor sonorense; Hernando Ardila, de la provincia de Santander en Colombia; y de los hermanos Rubén y Carlos Macías Esparza de Ciudad Juárez. Como anticipé, a las cinco y feria leí textos del nuevo libro "El Impulso de Tocarlo Todo". Cerca de las siete de la tarde un grupo de poetas nos sumamos a la marcha silenciosa que los habitantes de Hermosillo realizaban por los 48 pequeños que perdieron la vida en una ya conocida guardería local. La experiencia fue impactante, padres desolados y madres inconsolables cargando enormes mantas, pancartas, carriolas vacías, veladoras, y con la boca llena de consignas como "Renuncia Asesino", "Dejamos a nuestros hijos en tus manos" dirigidas, obviamente al gobernador del estado. Después de la marcha, Rosario, Carlos y Rubén nos fuimos al Pluma Blanca, tradicional cantina de la capital sonorense, bastante recomendable. Regresamos al mismo centro cultural del día anterior para repetir la historia.
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El Impulso de Tocarlo Todo
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Carlos Monsiváis y Raúl Acevedo Servín
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Monsiváis
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Con C. M.
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En la mesa de lectura
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Foto 1
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Foto 2
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Marcha 1
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El pueblo de Hermosillo
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El dolor de los padres
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Artistas sumados
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Marcha 2
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Rosario Orozco
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Altar a los niños perdidos
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Antonieta Villamil, de Colombia
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Con Rubén y Carlos Macías Esparza
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Hadia Farfán, de Tijuana, en su momento de mmm
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Domingo 29 de Junio.
El domingo, último día de encuentro, las actividades se desarrollaron en la playa de San Carlos, a una hora y media aproximadamente de Hermosillo, y a unos quince minutos del puerto de Guaymas. El viaje de ida fue sinónimo de ida, escritores cual niños exploradores yendo de camping internacional (valconazo). La lectura y la comida en la playa fue mucho más fluida, quizá por el escenario. La tarde se pasó sin darnos tiempo para nada. Cuando menos ya estábamos de regreso en Hermosillo, finalizando esta decimocuarta edición del encuentro Horas de Junio. Un pequeño registro fotográfico del viaje a Sonora. Espero lo disfruten.
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Con Nahum Torres, de Ecatepec
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Ernesto Moncada, de Arizona y Anna Schuer, de Arizona también.
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Con Armando Vega-Gil, bajista de la Botellita de Jerez,
La mejor latitud para los amantes no está en el juego del encuentro de los fuegos artificiales con las nieves polares en medio del murmullo del sentido táctil de los roces prematuros a los goces de la nada. La mejor latitud para los amantes no es el polvo ni la ceniza ni el agua tibia que brota de los cascos de una bala que suicida a la conciencia de permeada blanca raya. La mejor latitud para los amantes no está en la estación en la que espero a las miradas aladas que me queman y a la lluvia que pardea el cielo o a ti que al vuelo de los trenes dices adiós para siempre y todo el tiempo. La mejor latitud para los amantes no es un número al que puedas llamar, la mejor latitud para los amantes no está en la diversidad taciturna de los pinos y sus jugos, de la cópula y sus frutos ácidos, adictos al océano. La mejor latitud para los amantes corre por mis venas, te electrifica las piernas. La mejor latitud para los amantes no es la danza, el lodo o la mariguana que pierden propiedad frente a la gramática de los padres ancestrales muertos por el hambre. La mejor latitud para los amantes no está en el violín o en la guitarra, o en el cadáver del recuerdo, del silencioso recuerdo; de ese que aniquila las falanges. La mejor latitud para los amantes no está en el sobrepeso de la fe, o en la dieta de las escamas en la piel hecha de hongos de violeta, y de café. La mejor latitud para los amantes no está en el fin sino en los medios, no está en el corazón sino en los dedos. La mejor latitud para los amantes está en ti. La mejor latitud para los amantes está en mí. Está en los dos, cada vez que deshacemos el amor. Punto
*Incluído en "El Impulso de Tocarlo Todo", Ediciones El Viaje, Guadalajara, Jalisco, México, 2009.
Fotos del festival cultural "La Fiesta de las Artes" en San Juan Cosalá. Me tocó coordinar las conferencias y mesas de presentación. A todos los escritores que asistieron, ya saben... gracias por el tiempo. Viene.
Gran tema, Claudinette. Tangazo. En la voz de la argentina Lidia Borda, de esas voces que entre seseo y yeísmo se van quedando entre tinieblas. "Mi sueño es un fracaso que te nombra".
Me invitaron al Festival Cultural Agustín Yáñez que cada año sucede en Yahualica, a presentar el nuevo libro y a darle una vuelta a las prostitutas de la ribera (la revista cultural Meretrices, para los que no están familiarizados). Jamás había estado en tierra del intelectual jalisciense, debo confesar que el sitio me fascinó. Nos fuimos Bero, Dante, Juan Carlos y yo. Bero y Dante presentaron Papalotzi y su nuevo libro, Juan Carlos daría una charla sobre la minificción. Tras las obligadas rutas mareadoras, llegamos a Yahualica, allá nos esperaba el buen Avilés Mendoza, quien completaría el cuadro. Frajoza, nuestro anfitrión nos trató con la hospitalidad que no nos es ajena.
La presentación fue en la Casa de Cultura de Yahualica. El pequeño salón estaba en lleno. Tras las presentaciones y las lecturas nos aventamos sobre una despistada cenaduría. El municipio es conocido por sus chiles, y las salsas que con ellos hacen y con el vinagre casero. Quienes no hayan probado alguna de las salsas de Yahualica no han vivido aún. Sin duda que Jalisco es un estado bastísimo. Ya entrada la noche, recorrimos el pueblo de Don Agustín Yáñez buscando un clandestino tequila de a cuarenta y cinco pesos el litro, peligroso pero sabroso. Así conocí, de madrugada, el monumento a las enlutadas, tributo a "Al filo del Agua", la novela célebre del escritor jalisciense. La noche se nos pasó en un auténtico suspiro. Nos recibió la casa del Shaky, conocido artista plástico de Yahualica en donde dormimos algunas horas para poder regresar temprano a la urbanidad siguiendo la barranca de oblatos.
El agradecimiento a Juan Frajoza por la invitación y al Shaky por la cálida hospitalidad.
El Impulso de Tocarlo Todo, Ediciones El Viaje, Guadalajara, Jalisco 2009. El Impulso es una antología que recoge diez años de mi andar por la poesía. Poemas incipientes, primerizos algunos, otros más nacidos el año pasado, aparecen como testimonio cronológico del ejercicio poético de un autor. Bastante recomendable, aunque no deba decirlo. Ya está a la venta en algunos puntos de la ciudad de Guadalajara y conmigo. Espero subir un texto del libro en estos días.
Agradezco a la maestra Zaida Cristina Reynoso por la invitación a asistir al décimo encuentro de escritores Chapala: Puros Cuentos. Participé en una ponencia titulada "Literatura en los Medios" junto a Raúl Peguero, productor de Radio Universidad de Guadalajara, y el periodista y gran amigo Xabier Garabito, editor de alternapalabra.com. La mesa estuvo bastante nutrida y el tema se trató con el suficiente detalle, desde la postura de la radio, la red y los medios impresos. Abajo hay unas fotos que pude tomar ese día. Espero que Chapala, Puros Cuentos siga creciendo y que logre afinar esos detalles que aún hacen falta depurar.
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La maestra Zaida Cristina Reynoso, corazón del encuentro;
Florencia Marón y Evelia Lara (de derecha a izquierda)
