lunes, 26 de septiembre de 2011




Siempre he creído que si hay algo de lo que los poetas podemos jactarnos, más allá, pero mucho más allá de la tranquilidad económica, pericia en el conducirse o una vida resuelta, es de esos extraños golpes de suerte que se nos cruzan a cada instante. Entonces, cuando suceden, la creencia de lo mágico se fortalece. Estuve tres días impartiendo un taller de poesía en la ciudad de Tepic, Nayarit, México, los pasados 22, 23 y 24 de septiembre de este 2011. En esos tres días la magia se nos vino, como avalancha, encima. 

Llegué a la ciudad de Tepic la tarde del jueves 22, poco antes de comenzar con la primera sesión del taller. Estaría coordinando el taller ráfaga de poesía contemporánea "Inmersa Palabra" que en tres tardes hace un recorrido por las formas de la poesía que se encuentran en mayor uso hoy en día. El colectivo anfitrión, quienes me habían brindado el honor de compartirles, era el grupo de La Jerga, un colectivo literario de Tepic que realiza durante el año actividades importantes con niños y jóvenes en pro de la lectura y la escritura creativa. 

Llegando a la central de camiones tuve que tomar un taxi al centro, al Café Kahlo donde haríamos las sesiones de taller. Tan pronto puse un pie en el auto el taxista comenzó a quejarse conmigo sobre los postulantes a gobernador del estado. En los 20 minutos que hizo el taxi tuve un impresionante panorama de la situación política del estado, actualizado y sin pedirlo, con todo lujo de detalles de los vicios y virtudes de los candidatos. Ese fue un curso tremendo sobre política y gentilicio de Nayarit, contundente y económico (siempre he creído que los taxis en Tepic son de los más baratos de México: recorren kilómetros y kilómetros por veinte pesos). Cuando llegamos al lugar, antes de bajarme le dije al amable caballero: "vengo a coordinar un taller literario, soy poeta"; él hizo un sonido como de "¡ups!" y dijo: "siento haberlo molestado, joven". Cuando le alcancé el billete le dije: "no se preocupe, estoy acostumbrado a casi todo". 

En el café ya me esperaban Ramsés Ruiz y Fabiel Luna, dos de los compañeros que me habían invitado. El resto de los asistentes fue llegando poco a poco. La tarde de taller corrió sin contratiempos. Al terminar comimos algo y bebimos unas cervezas que milagrosamente aparecieron en el refrigerador del café (destaco que en el café no se venden bebidas que embriaguen). Antes de regresar a casa de Larissa Vargas y Fabiel Luna, donde me instalaría por esos tres días, pasamos por más parque para atravesar el resto de la noche. Las horas que siguieron se nos fueron en hablar de literatura y engrandecer la fraternidad. Después hubo que dormir. 

En las primeras horas del viernes ya habíamos despertado. Tras unos tacos de carnitas que literalmente no tienen nombre me dispuse a trabajar el resto de la mañana en mis notas.Ya por la tarde, con Fabiel de regreso salimos a una tienda cercana por unas caguamas de Tecate, lo más bebido en Nayarit, y unos jugos de tomate con almeja. Ya instalados en la casa los preparamos. Hubo un momento en el que le dije a Fabiel, sin mayor intención que la de sólo decir en voz alta: "para que esto esté perfecto sólo le falta un toque de limón". Ni bien había acabo de decir la frase cuando alguien se asomó por la ventana y dijo: "buenas tardes, ¿no compran limones recién cortados de mi árbol casero? A diez pesos la bolsita, a diez". Fabiel y yo nos miramos con cara de poquísimas palabras. Comprada la necesaria bolsa de limón Fabiel me dijo en un tono que no olvido: "Poeta, el universo está de tu lado esta tarde". "Afortunadamente", le contesté. 

Entrada la tarde comenzamos la segunda sesión de taller en el Café Kahlo. Revisamos a algunos poetas, repasamos algunos recursos y le dimos a la poesía entre todos con una entrega que en Tepic siempre me ha sorprendido. Ya por la noche, en grupo de compañeros nos fuimos al bar Mirash. A pesar del nombre celestialmente kitsch se trataba solamente de un lugar con mesas de billar y asientos donde se puede escuchar los fines de semana a una banda en vivo. Las caguamas de Tecate llegaban sin reparo y sin retraso; en un momento de la noche le comenté al joven y talentoso poeta Sherguev Salayen: "estaría bueno que tocaran tal canción, esa me late". De nuevo, no había terminado la oración por completo cuando la banda comenzó a tocar precisamente la canción que estaba diciendo. Sherguev me sonrió con cierta complicidad. "Afortunadamente", pensé de nuevo. Reunión nocturna en casa de Fabiel y Larissa, el día siguiente sería mi último día de taller así que había que optimizar cada minuto. La poesía, como siempre, inundó aquella pequeña sala donde estábamos todos los que debíamos estar. 

Para el medio día del sábado los compañeros del colectivo la Jerga habían organizado una comida tradicional de Tepic en honor a todos y a todo, con suficientes camarones como para poder comer, después vender, después regalar y todavía para aventar pa' arriba a guantes llenos. Así que por la tarde comenzaron a llegar y poner todo al punto. Preparar camarones es toda una faena (en Aguachile, Consomé y Camarones al Ajo); a pesar de lo simple me dio la impresión de que antiguos y sagrados ritos se deben llevar a cabo: ceremonias frente al crustáceo, pasos que no deben saltarse jamás, paciencia que se logra con la suma de la costumbre y los olores que emanan de la cocción, sobar, picar, licuar y cocer con todo respeto; en fin, más sorprendido no podía estar. 

De allí nos dirigimos al Kahlo, a terminar la última sesión. Sería un abuso decir que el taller fue todo un éxito; si lo hago es sólo por mencionar la calidad y entrega de todos los asistentes. Para mi fue, como siempre, un honor. Nos despedimos con la promesa de volvernos a ver con el tiempo. Los abrazos y el despedirse con el corazón todo el tiempo a flor de piel. Sin embargo, quedaba algo más por completar: esa misma noche, en el mismo Café Kahlo, presentaría mi nuevo libro "Capítulo Primero: Amanece Luz" acompañado por el poeta y hermano Rodolfo Dagnino. 

Antes de terminar la última sesión del taller llegaron Rodolfo Dagnino, Erick Valtierra y Cathy Mallen, como quedaban algunos minutos para terminar tuvieron que esperar y escuchar aquel rollo que traíamos. Después, todos listos para la presentación, con el Café Kahlo lleno, escuché pacientemente las lineas que el poeta Rodlfo Dagnino leía sobre mi libro. Todo lo que dijo (un honor que no podré terminar de agradecer en esta vida) fue la preparación perfecta para la lectura de algunas piezas de la obra. No había mucho más que decir del libro pues ya todo había sido abarcado, así que leí algunos poemas, de pie, como siempre, con todo el aliento y todas las fibras del corazón. Fue, quizá, una de las presentaciones más sentidas que he vivido en aquella ciudad nayarita. 

Después de la presentación, Rodolfo, Erick y Cathy, literalmente me secuestraron para llevarme a una recóndita y remota fiesta de cumpleaños, cuyo cumpleañero, a pesar de los tacos de guisado y las cervezas, nunca pude averiguar quién demonios era entre tanta gente. Sin embargo, la fiesta fue una sensación, estuvimos allí por horas y grados ascendentes de ebriedad: risas y gritos a todo pecho. Entrada la madrugada Rodolfo me llevó de regreso a casa de Fabiel y Larissa. Para mi sorpresa los compañeros seguían allí contra toda tempestad. Los acompañé hasta que casi amaneció, esa era la última noche que pasaría con ellos en este año. 

Al día siguiente un viaje al maravilloso estero de La Tovara me esperaba. Mientras me dirigía hacia allá, tratando de recuperar algunos minutos más de buen sueño pensé: "Afortunadamente, muy afortunadamente (sic)". 

Aquí aprovecho para agradecer a todos en el Café Kahlo, a el colectivo La Jerga, por supuesto a Rodolfo Dagnino, Erick y Cathy, y a todos los que asistieron al taller. Agradezco también a Tepic, por entregarme en tres días una necesaria dosis de magia para no perder jamás el rumbo. Gracias a todos. 



Llegando a Tepic.


El Café Kahlo. 


Interior del lugar. 


Imágenes de Frida Kahlo. 


Los asistentes al taller. 


Con el poeta Sherguev Salayen.


Con Israel Ríos y Hanna Figueroa, compañeros del taller. 


Tradicionales camarones al ajo, pa aventar pa arriba. 


El poeta Rodolfo Dagnino en la presentación del libro "Capítulo Primero: Amanece Luz".


Antes de la presentación del libro. 


Leyendo algunos poemas. 

En la lectura


Los compañeros del taller de poesía. 


El estero de La Tovara, en Nayarit. 


Cocodrilo... enorme. 


Puma de la selva nayarita. 




domingo, 11 de septiembre de 2011



El pasado jueves 8 de septiembre fui invitado a participar en una mesa de debate titulada "La Poesía Joven en Jalisco; perspectivas y situación actual" llevada a cabo en el Centro Cultural Huitzilin de la ciudad de Guadalajara. La mesa la conformaríamos, los poetas Gustavo Íñiguez, Arturo Accio, Neri Tello y yo, además nos moderaría quien nos invitó, Scarlet Mizraim, directora de teatro de dicho centro cultural.  Pocas horas antes de comenzar estuvimos en una sesión de Radio La Cartonera que transmite desde la dirección Radiomorir.com., de la banda ancha. El programa de radio cultural, conducido por Sergio Fong, Marco Antonio Gabriel y Fernando Zaragoza da espacio para la escena cultural de la ciudad y llevar la voz de lo que en Guanatos ocurre. 


Los primeros con quienes me reuní fueron Marco Antonio Gabriel y el también escritor Galileo Contreras en un pequeño bar a cuadra y media de la estación de radio, de allí nos reunimos con el resto de los conductores ya en el edificio; antes de que lluvia alguna cayera encargamos unas caguamas que repartimos en sendas tazas cafeteras para no levantar ninguna sospecha. La charla corrió entre los aconteceres culturales de la ciudad y mi más reciente libro, del que, antes de finalizar leí un poema breve. De allí partimos todos hacia el lugar donde se desarrollaría la mesa de charla. El recorrido fue a pie por todo el centro de la capital jalisciense. 

Cuando llegamos nos esperaban ya el resto de los participantes. Tras surtirnos de más líquidos espirituosos nos dispusimos a comenzar la mesa. 

Pasado el turno del debate, con las participaciones de los cuatro convocados, llegamos al consenso de que el impulso de la poesía joven en nuestro estado es importante, que la zona urbana de Guadalajara no adolece (ni parece que lo hará pronto) de jóvenes poetas que están renovando la escena modificando la postura clásica y sumándose a movimientos poéticos importantes del país en los que la poesía parece tomar nuevos rumbos. Pero que, a pesar de la gran cantidad de poetas de corta edad, siguen haciendo falta lecturas, foros, espacios y talleres que encaucen la poesía hacia ese gran compromiso que significa, hacia el compromiso de ejercer la literatura y el arte con honestidad y sin poses que puedan entorpecer la calidad (que, escrito sea de paso, la calidad de muchos de los jóvenes es muy buena). En fin, que al margen de lo logrado hasta hoy, queda mucho por hacer, siempre que se tome a la poesía en su justo e inmensa proporción. 

Nos alegró ver en el evento al poeta y maestro de tantos Raúl Bañuelos, que participó en los comentarios y cuya presencia era importante para reconocer que los grandes poetas, aquellos que llevan décadas de defender la literatura y regalarla a manos abiertas, siguen interesándose en el arte de los jóvenes, buscando en ellos (nosotros) la nota de los nuevos rumbos con total humildad. 
Terminado el evento nos fuimos a cenar Neri Tello, el grupo de su taller literario, Raúl Bañuelos y yo a una conocida cenaduría en El Santuario (allí encontramos al famoso astrólogo Gustavo Sprague, que pronosticaba alineaciones extrañas al calor de una enchiladas con muchas frutas en vinagre). 

De allí nos separamos, unos terminamos en casa del editor Fernando Zaragoza, y aunque el evento terminaba para nosotros la noche apenas comenzaba. 


Sergio Fong


Con Sergio Fong y Galileo Contreras.


Centro Cultural Huitzilin


La Mesa de los Participantes.


Gustavo Íñiguez.


Arturo Accio y mzp. 


En la charla.


Neri Tello. 


Raúl Bañuelos y Galileo Contreras. 


En la lectura de poesía.


Los ponentes y la anfitriona.


Rumbo al Santuario. 


Gato en la casa de Fer Zaragoza. 


miércoles, 7 de septiembre de 2011

Taller Inmersa Palabra en el Malasangre, Guadalajara 2011.


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Estar tres días en Guadalajara, coordinando el taller de poesía Inmersa Palabra, fue un suceso que debo narrar. El taller se programó para impartirse los días jueves 1, viernes 2 y sábado 3 de septiembre en el bar y escenario poético Malasangre de aquella ciudad. Pensar en ir y regresar a Chapala cada día estaba desde el inicio descartado así que me dispuse a intensificar mi breve estadía por la capital tapatía y parece que dio resultados muy buenos. Llegué a la ciudad con una pequeña maleta directamente al Malasangre, era jueves, primer día de taller. Al poco tiempo de instalado en el lugar llegaron los compañeros que asistirían al taller, éste se dio sin ningún contratiempo. Tras la primera sesión del taller, en la que revisamos los conceptos y funciones de la poesía, el proceso natural por el que pasa el poeta y el compromiso que debe asumir con su trabajo se presentó en el mismo espacio el libro Adicciones Permitidas, de Arturo Accio. La presentación y lectura fue breve pero cumplió con su cometido, el libro de Accio contiene ese estilo ácido, con un trabajo gráfico interesante del artista francés Flo, editado por La Rueda Cartonera al cargo de Fer Zaragoza, Lorena Baker y Sergio Fong. Terminada la actividad recibí una invitación de mis amigas Siara y Cristina Nuño para vernos en el Laboratorio de Artes de Artes Visuales (LARVA) con unos compañeros de Cristina, con la intención de hacer el recorrido de media noche del conocido Panteón de Belén, patrimonio de la ciudad. A pesar de haber nacido en Guadalajara jamás había hecho ese recorrido. Es hermoso, la arquitectura no tiene par, específicamente la muestra de distintos estilos en los mausoleos que allí descansan. Nos dieron un complejo paseo por las leyendas del niño que sale por las noches a jugar, del árbol que cubre la tumba del vampiro de Guadalajara; de Santiago, el suicida cuya sombra aún se proyecta en las paredes del Viejo Hospital Civil, del pirata de las costas de Colima que aún guarda el secreto de dónde reposa su tesoro hasta que alguien tenga el valor de rezarle un rosario a media noche. El nivel de tensión es espectacular, todas las luces son apagadas durante el recorrido, el sonido de las sirenas de las ambulancias rumbo al hospital genera una atmósfera apropiada, el cuidado que tienen de la construcción, de cada muro y escalón del cementerio me tienen sorprendido. Al final lo que se puede sentir muy al fondo es el asombro de estar rodeado por la ausencia, por la energía que genera la muerte y lo que se cuenta de ella en quienes allí descansan, dicho sea de paso, algunos célebres tapatíos. Al terminar tomé mi pequeña maleta con dos rueditas que cada vez se separan más y me dirigí a la avenida. Un taxi me llevó entrada la madrugada a casa del poeta Mariano Espinal, gran amigo quien me esperaba con la hospitalidad de siempre.



El día siguiente lo pasé recorriendo el centro y la zona de Américas y Chapultepec. Por la tarde continuamos el taller en el Malasangre. Esa ocasión revisamos algunas importantes figuras poéticas, algunos elementos técnicos y comenzamos con el cuidado de los textos compartidos. Al finalizar nos fuimos a la inauguración de una exposición del artista Omar Nava en el Ex Convento del Carmen. La muestra de su dibujo, titulada Identidad no global reúne personajes de diferentes y variados estilos que parecen mirar siempre desconfiados a su espectador. El artista era acompañado en el mismo espacio por inmejorables exposiciones de los maestros Wolfgang Scholz, Perenzales, Peter Marín y Gustavo Bustos. Al terminar regresamos a casa de Mariano Espinal, con nosotros iba la poeta Amalia Gog. Entre el ron y la charla de poesía (que, al fin, es hablar de todo y nada) se nos fue parte de la noche. Amalia partió. Mi anfitrión y yo aún estuvimos un rato más restándole al tiempo valor, hablando de cualquier cosa. Un nuevo día se acercaba y yo debía prepararme para el último día del taller ráfaga de poesía en el Malasangre.



La mañana del sábado la pasé trabajando y charlando amenamente con la madre de Mariano que recién llegaba desde su natal Honduras. Por la tarde cerramos el ciclo del taller con temas sobre la lectura en voz alta, el manejo de los estilos, los tiempos verbales y finalizamos con una lectura de poesía contemporánea que reúne rasgos de lo compartido en el taller. Cuando oscurecía comenzaron a prepararse para una lectura de poesía joven encabezada por Xel-Ha Lopez, Jesús María Flores y Arehf Palacios y convocada por Ediciones El Viaje. La lectura fue aderezada con un grupo de trova que nos puso a bailar a lo largo de la pista (porque a lo ancho estaban las mesas).



Más tarde, esa misma noche, la artista y poeta Gabrielle Ville Vicenzio me invitó al cumpleaños de Kenny, una de las cantantes de rock más sólidas e importantes de la escena mexicana. Kenny, quien se dio a conocer con el grupo de rock de los ochentas Kenny y los Eléctricos, se acompañó de tres músicos (entre ellos su pareja, el bajista Edgar Carrum) para ofrecernos un pequeño concierto a manera de celebración. Al poco tiempo que llegué a la fiesta se nos unieron Carmen Green, una conocida psicóloga, artesana, cantante, locutora y demás de Guadalajara, Axon Rivera y Francisco de la Cruz, guitarrista y vocalista de Los Corcel, respectivamente. También nos acompañó el amigo arquitecto y artista Gabriel Gaboides. Cuando la fiesta terminaba y ya todos empezaban a irse me reuní con el editor y poeta Marco Antonio Gabriel, el autor Erick Nolazco, el escritor Juan Cervantes, el poeta Víctor Hugo Ábrego y los excelentes amigos Jean Pierre Fragoso y Manuel Corona. Nos dirigimos a una fiesta clandestina en el centro, a donde acuden los tatuadores, perforadores, rastas, y demás tribus urbanas en total armonía. La fiesta se extendió y se extendió con música de los 80’s que nos hizo recordar los primeros pasos en la tierra. En un momento ya inubicable de la noche Juanito Cervantes nos convenció de ir a la Mutualista, conocido lugar cerca del centro de la capital tapatía. Cuando llegamos, por supuesto, el lugar ya estaba cerrado, pero las influencias y la palabra cálida de Juan logró que nos metieran a tomar la última cerveza y platicar un rato con el cantinero, ese personaje mitológico que lo sabe todo a toda hora. Salir a esa hora a las calles solas de Guadalajara depara siempre cosas inolvidables. Encontrarse con un candidato a diputado por el PAN que defendía a capa y resortera al presidente Calderón y nos prometía cambios en una hora en que los cambios son lo más remoto es cosa sencilla pero memorable. Encontrarse también con travestis más estéticos que las modelos londinenses, mujeres pequeñas con faldas aún más pequeñas de estampados felinos que son maltratadas a besos por hombres que parecen recién llegados de alguna comunidad latina en California, hombres tomados de la mano de otros hombres, gente ansiosa, gente paciente. Una vida distinta pero real sale a caminar a las calles de Guadalajara cuando la decencia duerme. Nosotros dimos una vuelta obligada por La Calzada y la Plaza del Mariachi de madrugada. Regresamos al departamento que comparten Jean Pierre, Manuel y Víctor Hugo donde nos esperaba un licor de la realeza: el Tonaya, y por supuesto, mucha poesía. Leíamos y leíamos, charlábamos y charlábamos, reímos y reímos hasta que un llamado superior nos conmovió: el primer “menudo” del Mercado Corona. Fuimos definitivamente los primeros en llegar y también, con los primeros rayos del sol, fuimos los primeros en huir. La fama del menudo en el Corona está, ahora lo sé (aunque yo no comí más bien sólo lo probé), muy bien merecida.



Claramente ya era domingo. Del departamento de nuestros amigos Marco Antonio me dio un aventón a la casa donde me estaba quedando. Nos fuimos en su motocicleta, él adelante con un pequeño casco por aquello del no te entumas, yo atrás resistiendo los embistes de la caja-maletero. El aire frío en la cara por una avenida Federalismo sola como una isla de seis carriles que se extiende, la luz casi azul de la mañana primeriza, la motocicleta acelerando e intentando rebasar los fantasmas de los aún no convocados a lo cotidiano, la adrenalina del inmediato recuerdo de lo vivido, cerraban con broche de oro los tres días de intensidad que Guadalajara me había ofrecido.



En casa de Mariano descansé sólo unas horas, la bella poeta Amalia Gog me había invitado a desayunar a su casa. A las 11:00 am recibí su llamada, al medio día pasó por mí. Había cocinado unas enchiladas con mole de chocolate y chipotle que comimos después de un rato… sí, después de dos Gatorades, dos aspirinas y un café hervido lentamente en una hermosa moka italiana. Eran las cuatro de la tarde cuando regresaba, en camión, a mi tierra. Gracias a todos, por extenso o breve que haya sido nuestro encuentro: a Mariano, Fong, Siara, Cristina, Braulio, Andy, Amalia, Jesús María, Xel-Ha, Arturo, Fer, Blanca, Jesús Cruz, Marco Antonio, Erick, Jean Pierre, Manuel, Víctor Hugo, Juan, Gabrielle, Francisco, Gabriel, Axon, Carmen, vaya pues, a todos.






Foto del Malasangre, escenario poético.




Otra esquina del Malasangre.




Fer Zaragoza, Arturo Accio y Flo presentando en libro Adicciones Permitidas, de Accio.




Con Flo y Arturo Accio.




Boleto de entrada al Panteón de Belén.




Foto de la entrada al Panteón de Belén.




Con la poeta Amalia Gog.




Lectura de nueva poesía: Arehf Palacios, Jesús María Flores y Carla Xel-Ha.




Kenny Eléctrica y Edgar Carrum.




Gabriel Gaboides, Axon Rivera, Francisco de la Cruz, mzp y Carmen Green.




Con la artista y poeta Gabrielle Ville Vicenzio.




Erick Nolazco, Manuel Corona, Juan Cervantes, Marco Antonio Gabriel, mzp y Jean Pierre Fragozo.




Amaneciendo en Guadalajara.




El emblemático pinole del Mercado Corona de GDL.



martes, 23 de agosto de 2011

Ezra Pound. With Usura.

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Te quiero a las diez de la mañana... Jaime Sabines.

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Te quiero a las diez de la mañana, y a las once y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia.. Pero a las dos de la tarde., o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.


Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo me vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.


Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo amor mío?


Jaime Sabines.

Lectura en el Malasangre 19 de agosto, 2011.

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El viernes 19 de agosto participé en una lectura de poesía en el escenario poético y bar Malasangre de Guadalajara. La lectura se dividió en tres mesas en las que participaron importantes poetas como Patricia Mata, Alejandro Zapa, Adriana Leal, Carlos Chávez, Marco Antonio Gabriel, Siara Nuño y Mariano Espinal, entre muchos otros. Después nos fuimos a una fiesta interminable. Fue una noche para recordar. Acá algunas fotos.




Mesa de lectura.


Mesa de lectura.


Leyendo.


Leyendo.


En la fiesta hasta la madrugada.



Mariano Espinal, Alba González, Marco Antonio Gabriel, Dora Moro y yo.