miércoles, 20 de abril de 2011

Crónica del viaje a Puerto Rico. Día 7, domingo 27 de marzo.

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El regreso al hostal en San Juan fue más breve. Aunque la salida estaba programada para las 9 de la mañana algunos poetas pedimos estar un rato más para poder disfrutar del hotel, así que no salimos sino hasta el medio día. Llegamos a la capital a las 4 p.m., a un restaurante que nos brindaría el saludo y los alimentos, llamado El Gigante Dormido. La poeta Etnairis Rivera nos había convencido de ir directamente de la comida a las hermosas playas del Condado. Antes de salir hacia la playa me volví a reunir con el escritor Jaime Marzán, viajamos en su auto el poeta dominicano, el argentino y yo. Allá nos reunimos con el panameño, la hondureña, el colombiano y la hija de Etnairis, Gabriela. El mar del Caribe nos recibió con su azul intenso. Allí mismo nos separamos de Jaime, quien debía atender otros asuntos. Pasamos la tarde en ese mar, con unas cervezas Medalla, luego al departamento de Etnairis a cambiarnos. De allí hacia una plaza que está frente al mar donde casualmente se llevaba al cabo el Jazz Fest, ese día del mes. Parte de la noche la pasamos allí, luego deberíamos salir hacia una última lectura en un lugar emblemático del Viejo San Juan: el Newyorrican Café (el original en Nueva York fue iniciado por el enorme poeta puertorriqueño de culto Miguel Piñero). De allí regresamos al hostal de madrugada, era la última noche en Puerto Rico.









De regreso de Mayagüez, con Vilma Reyes, directora del Festival.






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Las placas de Puerto Rico.






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La Playa de San Juan de Puerto Rico.






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De izquierda a derecha: Etnairis Rivera, mzp, Salvador Medina Barahona, Frank Báez, Robert Max Steenkist y Esteban Charpentier.






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Noche de Jazz Fest en la Ventana.






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Peligro, Tsunami.






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En el emblemático Newyorrican Café.






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